CUENTOS MÍNIMOS A GRANDES RASGOS (NODECÁLOGO)
Adriana Azucena
Rodríguez
1. Nunca renuncie a
ser un Balzac, un Stendhal o un Proust, aunque de
su pluma sólo surja una
línea al año.
2. De los maestros, copie lo que hacen y no haga lo que dicen.
3. No sucumba a la tentación de llevar un extenso cuaderno de notas o de sacar mucha punta
a su lápiz.
4. Recuerde que su nada efímero propósito requiere, sin embargo, de lo efímero: el sentido de la historia, la muerte del individuo, el chiste de moda.
5. Ande siempre al acecho de sus propios monstruos: dinosaurios, dioses, fantasmas, vampiros, reflejos en el espejo y entes similares; algunos como la madre, el hijo o el padre son espeluznantes.
6. No haga chillar a las pobres palabras, pero tampoco les permita salirse del huacal. Evite el desperdicio: que la situación se comprima en un puño y que lleve sus huellas digitales.
7. No olvide, nunca, al lector: su complicidad es imprescindible. Para mejores resultados, invéntese
uno.
8. Redacte su relato: recorte, añada, hilvane, recorte nuevamente (esta cláusula, por ejemplo,
podría ser recortada).
9. Si se atreve, ofrézcalo a la publicación, y espere pacientemente a que nadie lo tome en serio.
Tomado de. Postales. Ediciones Fósforo. Primera edición, 2013. México, D. F.
SEMBLANZA
Ciudad de México, México, 1973. Doctora en Literatura Hispánica por el Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios de El Colegio de México. Profesora investigadora en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM en áreas de teoría y creación literarias. Autora de libros de teoría y crítica como Las teorías literarias y el análisis de textos (UNAM, 2016) y de creación: La verdad sorbe mis amigos imaginarios (Terracota, 2008), De transgresiones y otros viajes (Samsara, 2012) y Postales (mini-hiperficciones9) (Fósforo, 2013)
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